Al hacer un recuento, Saúl dice que se ha traído carros de Torreón, Querétaro, Monterrey, Orizaba, y la Ciudad de México
Restaurar un automóvil se puede convertir en obsesión, pues se invierte en ello tiempo, dinero y sobre todo creatividad.
Saúl Reyes López ha pasado cinco años de su vida restaurando un Volkswagen 1952, que no llegó para su venta a México, y de los cuales sólo había diez en el país cuando él consiguió el suyo, y en Veracruz es el único.
Luego de conseguir piezas originales en países como Argentina, Alemania, Bélgica, Holanda, Turquía, y Estados Unidos, entre otros, lo tiene al 95 por ciento y pretende presentarlo a finales de este año en la exhibición del Coctel del Automóvil que se realiza en Texín, municipio de Teocelo, Veracruz.
En entrevista para Diario de Xalapa, recordó que fue en el año 2000 a raíz de que asistió a una exposición del Club del Auto Antiguo de Xalapa que quedó prendado por éstos y compró su primera pick up Chevrolet 63, la cual desarmó y restauró desde el motor pasando por la pintura, llantas y rines, que cuando la persona que se la vendió la vio, le rogó que se la vendiera y así fue, regresó a su dueño original, lo que le dio recursos para seguir comprando autos como un Ford Falcon 1963, un Ford Maverick 1976, un Ford 1937, dos Oldsmobile de 1935 y 1952, entre otros.
Aunque al arquitecto Saúl Reyes López le gustan los carros de diversas marcas tiene especial afición por los Volkswagen, quizá porque en 1976 fue el primer auto que adquirió su padre Félix Reyes Rodríguez y empezó a buscarlos, así compró y restauró varios sedán de los años 67, 69 y 70, así como dos Combis, una pick up muy rara de 1956 y otra de 1959.
Al hacer un recuento, dice que se ha traído carros de Torreón, Querétaro, Monterrey, Orizaba, y la Ciudad de México, los que encuentra a través de Facebook, así han pasado ya entre 20 y 30 años dedicado a comprar, arreglar y vender, aunque el Sedán 1952, que mucha gente le ha solicitado en venta, desea conservarlo para disfrutarlo y para que luego pase a su hijo.
Asimismo porque es el que más trabajo le ha costado, desde lograr que se lo vendieron pues lo persiguió por tres años, y por el cual tuvo que dar dos autos a cambio un Sedán 67 restaurado y un Minicooper 1963. La característica de éste es que tiene el medallón dividido y una especie de quemacocos manual y cuando lo compró sólo había diez en México, ahora ha encontrado otros dos, uno de 1947 y otros de 1949, quizá sean 18 en el país, pero en Veracruz sería el único, afirmó.
Cortesía | Saúl Reyes López
Saúl Reyes desarmó completamente el auto en su casa y lo rearmó, pues no quiso llevarlo a ningún taller, ya que no hay en Xalapa un taller especializado en restauraciones. El arquitecto, quien se dedica a la construcción y a la vez fabrica muebles de madera, concluyó que aunque tenga un carro bonito ya rodando, su obsesión es buscar otro, por lo que tiene en mente restaurar un Sedán 1970.
Dijo que en la actualidad los precios de los automóviles viejos están fuera de todo parámetro, ya que piden entre 70 y 90 mil pesos por uno al que le va a invertir esa cantidad o mucho más.
LOS INICIOS
Fue en el 2000 a raíz de que asistió a una exposición del Club del Auto Antiguo de Xalapa que quedó prendado por éstos y compró su primera pick up Chevrolet 63, la cual desarmó y restauró desde el motor pasando por la pintura, llantas y rines.