Don Pedro observa el horizonte del océano mientras se mantiene de pie sobre una escollera que es construida por la pérdida de playa en Villa Rica, municipio de Actopan. Pedro Arismendi Pérez tiene 64 años y desde los nueve ha sido pescador. Su familia se ha dedicado a esa actividad por generaciones.
El mar le ha dado de comer a su esposa, sus tres hijas y cinco nietos; sin embargo, pareciera que se ha cobrado el favor y éste se ha “comido” gran parte de la playa.
Hace 15 años, los lugareños y turistas disfrutaban de más de 50 metros de esta playa, ubicada cerca de la Planta Nucleoeléctrica de Laguna Verde y de la mina a cielo abierto Caballo Blanco.
Desde entonces, el Golfo de México comenzó a recular, pero en los últimos años el fenómeno ha sido distinto y ha ocurrido lo contrario.
Ahora, solo quedan entre cinco y diez metros de distancia entre el mar y las palapas y las casas que fueron construidas por los restauranteros.
Los bloques de piedra han sido colocados en al menos 100 metros lineales, para evitar que el agua alcance las viviendas y haya inundaciones en la comunidad mencionada. El gobierno federal está a cargo de la obra, misma que inició hace aproximadamente un mes y planean culminar en siete meses.
La maquinaria se observa a la orilla del mar. Usan una excavadora para colocar una especie de muro con bloques de piedra.
SIN TURISTAS
El adulto mayor gana 500 pesos semanales por la venta de pescados y mariscos a los restauranteros de la zona y la renta de su palapa. La pandemia del SARS-COV-2 (COVID-19) mermó la actividad turística.
La playa había permanecido cerrada al público por disposición oficial, para evitar aglomeraciones y la propagación de la enfermedad. La reapertura fue permitida con el cambio en el semáforo epidemiológico de naranja a amarillo en el estado de Veracruz; sin embargo, se prevé nuevamente el cierre, toda vez que del lunes 14 al 27 de septiembre, la entidad retrocedió al semáforo naranja, de riesgo alto de contagio.
En marzo pasado, también fueron cerradas las playas de La Mancha y el Farallón, ambas en el municipio de Actopan; además de balnearios y restaurantes, había informado el ayuntamiento de Actopan, a través de redes sociales.
Don Pedro no había podido trabajar con normalidad, pues no había ventas ni la llegada de visitantes, quienes, en su mayoría, provienen del Puerto de Veracruz, Actopan, Alto Lucero, Xalapa, así como también, del estado de Puebla y la Ciudad de México.
Mientras sostiene con sus manos una red para pescar, comenta que su actividad podría perderse totalmente por la desaparición de la playa y la construcción de la escollera.
“Nos afecta en todo, en las palapas y en todo. No va a haber el chance de trabajar, ni nada, las lanchas se van a quedar varadas, no vamos a poder brincar la escollera”, cuenta.
El pescador señala con su mano derecha la zona que ha sido utilizada para colocar las lanchas, esquivando la escollera que ha arrebatado sus espacios.
Fuente: El Demócrata